Calor extremo y migración

Autor: Mariam Traore Chazalnoël, Eva Mach and Dina Ionesco

Fecha: Enero de 2017
Extensión: 14 páginas
Idioma: Inglés

Este documento pone de relieve que incluso en el escenario en el que el aumento de temperatura sea el menor posible, millones de personas no podrán continuar sus actividades diarias durante las estaciones calurosas. En concreto, estima que 16 millones si se logra el objetivo de París de detener el aumento de la temperatura en 1,5º; 133 millones si el calentamiento aumenta hasta 2º y 225 millones si se aplican las Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (IDNC).

Si no se hiciera nada mil millones de personas vivirían con un Índice  Climático Térmico Universal (UTCI) superior a los 39º.

En este contexto, la OIM advierte de la importancia de anticiparse a los flujos migratorios y aumentar y desarrollar estrategias de gestión de la migración para responder a esos desafíos.

En cualquier caso, explica que más que a límites biofísicos para vivir bajo calor extremo, la migración relacionada con el clima ocurre sobre todo por impactos indirectos del cambio climático en los medios de subsistencia, y especialmente en la agricultura de subsistencia (Piguet, Pecoud y de Guchteneire, 2012).

Defiende la tesis de que la sequía exacerba las divisiones sociales existentes y magnifica los efectos de los fracasos en la política de Estado luego «existe un vínculo entre el déficit de lluvia y la migración, pero sigue siendo altamente contextual»

Pone como ejemplo la guerra civil en Darfur, en Sudán, a menudo caracterizada como el «primer conflicto climático del mundo» o el conflicto sirio.

También recuerda que la migración o el desplazamiento no siempre es una consecuencia de la sequía o el calor extremo porque no siempre la población tiene la posibilidad de huir.

Utiliza el término migrantes ambientales y ofrece una definición (pág. 9).