El autor defiende la necesidad de entender las migraciones como una respuesta positiva y una estrategia adaptativa al cambio climático como punto de partida a la hora de generar respuestas. El IPCC incide en esta idea considerando que la migración de individuos y comunidades o la reubicación de los asentamientos debe ser una respuesta adaptativa potencial a los impactos del cambio climático. Aboga por una visión proactiva y entendiendo que el cambio climático y las migraciones derivadas del mismo son un problema de Derechos Humanos y Justicia Social.